El sistema de salud boliviano ha dado un paso significativo en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares con la expansión del programa HEARTS, una estrategia que busca mejorar la prevención y el control de la hipertensión arterial, diabetes y otras afecciones crónicas. Actualmente, más de 400 mil personas en el país se benefician de esta iniciativa, lo que representa un avance considerable en la atención primaria y la gestión de enfermedades no transmisibles.
El plan HEARTS se creó para funcionar en los servicios de salud del nivel básico, con el fin de mejorar la capacidad de los centros médicos locales para identificar, tratar y dar seguimiento a condiciones como la hipertensión, que es una de las principales causas de enfermedad y muerte globalmente. En Bolivia, la adopción ha sido gradual, pero desde principios de 2024 ha tenido un aumento destacado en su alcance, llegando a comunidades tanto urbanas como rurales en varios departamentos.
En este momento, se ha llevado a cabo en más de 260 centros de salud en nueve regiones del país. Este crecimiento ha sido logrado debido a la cooperación entre el Ministerio de Salud y entidades técnicas, además del adiestramiento de cientos de profesionales de la salud en nuevas directrices clínicas y recursos tecnológicos para diagnóstico y monitoreo.
Uno de los fundamentos del programa es la exactitud en la medición de la presión arterial. Con ese propósito, se han equipado los centros de atención médica con dispositivos que cuentan con validación clínica, y se ha fomentado el empleo de algoritmos normalizados que permiten que los equipos médicos tomen decisiones terapéuticas de manera más eficaz. Además, se ha dado prioridad a la accesibilidad de medicamentos básicos a costos razonables, lo que asegura la continuidad de los tratamientos y mejora la adherencia de los pacientes.
La expansión de HEARTS no solo ha beneficiado a personas con enfermedades diagnosticadas, sino que también ha fortalecido la detección temprana en pacientes asintomáticos. En muchas regiones del país, la hipertensión arterial suele pasar desapercibida hasta que produce consecuencias graves como infartos o accidentes cerebrovasculares. Con la implementación del programa, se ha incrementado el número de tamizajes y controles sistemáticos, reduciendo el subdiagnóstico.
Otro elemento central de la estrategia es el monitoreo digital de datos. A través de plataformas especializadas, los centros de salud pueden registrar los casos, hacer seguimiento a la evolución de los pacientes y reportar indicadores clave de desempeño. Esta sistematización permite a las autoridades de salud pública tomar decisiones informadas y ajustar las políticas según la realidad local.
Además de la hipertensión, el programa también contempla la atención de factores de riesgo asociados, como la diabetes mellitus tipo 2, el sobrepeso, el consumo de tabaco y la inactividad física. En ese sentido, HEARTS se complementa con campañas educativas en las comunidades y escuelas, buscando fomentar hábitos de vida saludables y concientizar a la población sobre la importancia del autocuidado.
Las autoridades sanitarias bolivianas consideran que la implementación sostenida de este tipo de programas es crucial para enfrentar la carga creciente de enfermedades no transmisibles, que representan una parte significativa del gasto sanitario y afectan la calidad de vida de millones de personas. En una población que experimenta cambios demográficos y epidemiológicos, la inversión en prevención se vuelve prioritaria.
En el futuro, se anticipa que el programa extienda su alcance a más áreas del país, abarcando regiones remotas, e incluya herramientas digitales innovadoras para optimizar la asistencia remota y el seguimiento constante de los pacientes. Además, se está avanzando en la colaboración con otros programas de salud nacionales, con el fin de desarrollar un modelo de atención más completo y enfocado en el individuo.
Mediante el establecimiento de HEARTS en suelo boliviano, la nación se sitúa como un líder regional en lo que respecta a políticas innovadoras de salud pública que buscan disminuir las enfermedades cardiovasculares, una de las principales causas de mortalidad en América Latina y a nivel mundial.