A menos de una semana de la jornada electoral, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) avanza hacia una maratón de actividades decisivas. El calendario electoral sigue marcando el paso, mientras 2.496 veedores locales e internacionales ya han sido acreditados para supervisar el proceso, bajo la temática del denominado “Día D”.
Se trata de una coalición de observadores compuesta por 422 técnicos internacionales, provenientes de al menos 16 misiones, y 2.074 observadores nacionales distribuidos entre tres organizaciones acreditadas. Entre las misiones internacionales destacan organismos como la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea, la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe, y otras instituciones académicas, electorales y políticas. En el ámbito local, las universidades y organizaciones ciudadanas aportan la mayoría de los veedores, con un fuerte protagonismo de actores independientes.
El proceso de acreditación sigue disponible y se espera que el total de observadores sobrepase los 2.496 ya registrados. El organismo electoral destaca la importancia de esta participación ciudadana para asegurar el buen funcionamiento y la adecuada implementación de las leyes democráticas en cada mesa electoral.
Al mismo tiempo, el calendario oficial continúa avanzando hacia su fase final. Aún quedan por realizar varias actividades cruciales: la difusión de los puestos electorales, la revelación de la localización precisa de los centros de cómputo y la actualización de la lista de candidatos autorizados. Estos anuncios se realizarán, conforme a lo programado, entre el sábado 14 —con la ubicación de los centros de cómputo— y el sábado 16 —con el listado definitivo de aspirantes—. A la medianoche del miércoles 13 concluye el periodo para presentar objeciones de inhabilitación contra candidatos, en un proceso que busca asegurar transparencia hasta el último instante.
Este compendio de actividades y plazos configura una agenda de alta intensidad en la antesala de la jornada electoral. La logística se combina con el control ciudadano y con la necesidad de otorgar certeza a la ciudadanía sobre la representatividad y la rendición de cuenta institucional.
El contexto requiere, además, atención constante al cronograma. Por ejemplo, el 14 de agosto comienza el periodo de silencio electoral, una fase en que se limita el contacto público y que finaliza el mismo domingo 17, día de las elecciones. El cumplimiento de este periodo también será supervisado por los observadores.
La organización de las elecciones involucra no solo la supervisión técnica, sino también la protección simbólica del sistema democrático. De este modo, tanto las autoridades electorales como los observadores asumen un papel principal en una configuración que intenta equilibrar el desafío operativo con la obligación ética de apoyar una elección legítima.