Expertos nacionales e internacionales se reunieron recientemente en Bolivia para debatir sobre los desafíos y oportunidades de implementar una educación centrada en la sostenibilidad. El encuentro, desarrollado en un contexto global de urgencia climática y transformación social, puso sobre la mesa la necesidad de replantear los modelos educativos tradicionales e incorporar enfoques que promuevan una relación equilibrada entre el ser humano, la naturaleza y el desarrollo.
La discusión giró en torno a cómo los sistemas educativos pueden transformarse para contribuir a enfrentar las múltiples crisis que afectan al planeta, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desigualdad y la pobreza. Se subrayó que la educación no puede seguir siendo un proceso desvinculado de la realidad ambiental y social, sino que debe convertirse en una herramienta activa para la construcción de sociedades más resilientes, justas y responsables.
Uno de los temas principales abordados fue la relevancia de los docentes en este proceso de cambio. Los participantes estuvieron de acuerdo en que capacitar a los educadores en habilidades de sostenibilidad es esencial para que puedan incorporar en su enseñanza materiales y metodologías que motiven a los jóvenes a actuar con responsabilidad ecológica y compromiso cívico. Por ello, es crucial el desarrollo de programas de formación inicial y continua con un enfoque interdisciplinario y adaptado al contexto.
También se discutió la necesidad de revisar los currículos escolares, de manera que incluyan contenidos sobre cambio climático, economía circular, energías renovables, derechos humanos, ética ambiental y otros temas vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La educación para la sostenibilidad, se remarcó, no debe limitarse a la teoría, sino traducirse en prácticas pedagógicas innovadoras, participativas y transformadoras.
Durante el foro se compartieron experiencias exitosas de distintos países que ya han comenzado a implementar políticas educativas con enfoque ambiental. Se destacaron iniciativas como huertos escolares, proyectos de reciclaje, uso de tecnologías limpias en las escuelas, redes estudiantiles de acción climática y actividades comunitarias orientadas a la protección del entorno. Estas acciones muestran que es posible avanzar hacia una educación que contribuya directamente a mejorar las condiciones de vida y fortalecer el tejido social.
Otro aspecto central del diálogo fue la relación entre la educación y la justicia social. Se subrayó que una educación sostenible debe igualmente ser incluyente, equitativa y culturalmente relevante. En Bolivia, una nación con una vasta diversidad cultural y geográfica, esto implica reconocer y apreciar los conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas, las cuales han mantenido durante siglos una coexistencia armoniosa con el entorno natural. Incorporar estos saberes al sistema educativo puede enriquecer las propuestas pedagógicas y promover una ciudadanía intercultural y solidaria.
El encuentro concluyó con un llamado a fortalecer las políticas públicas que garanticen el acceso universal a una educación transformadora, tanto en zonas urbanas como rurales. Para ello, se requieren recursos adecuados, articulación entre distintos niveles de gobierno, compromiso del sector privado y participación activa de la sociedad civil. Asimismo, se propuso crear una red regional de colaboración entre instituciones educativas, investigadores, docentes y estudiantes para compartir conocimientos y generar sinergias en torno a la sostenibilidad.
La educación para la sostenibilidad se perfila como una herramienta fundamental para encarar los retos del siglo XXI. Bolivia, al abrir espacios de reflexión y acción en este ámbito, da un paso importante hacia la construcción de un modelo educativo que no solo forme profesionales, sino también ciudadanos comprometidos con el cuidado del planeta y el bienestar de las futuras generaciones.