La selección de fútbol de Bolivia aseguró su pase al repechaje para el Mundial 2026 tras una histórica victoria 1-0 sobre Brasil el pasado 9 de septiembre. El gol de penal de Miguel Terceros en el estadio de El Alto desató una celebración nacional que, más allá del deporte, ha sido interpretada como un reflejo del sentimiento de unidad patriótica frente a debates políticos recientes.
El triunfo, conseguido en la última fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, reavivó la ilusión de miles de bolivianos de ver a su selección en una Copa del Mundo, una hazaña que evoca la recordada clasificación a EE. UU. 94. La victoria en los más de 4.000 metros de altitud de El Alto llenó las calles de las principales ciudades del país, donde los hinchas celebraron al grito de «¡Bolivia gana y se va al mundial!».
En medio de la euforia colectiva, observadores y analistas destacaron que durante los festejos predominó la bandera tricolor (rojo, amarillo y verde), con una notoria ausencia de la Wiphala. Este hecho ha sido interpretado por algunos sectores como una manifestación de unidad nacional en torno a símbolos tradicionales, en un contexto de polarización sobre la identidad del Estado Plurinacional.
Esta visión es compartida por quienes critican el Socialismo del Siglo XXI. El analista político y exministro Carlos Sánchez Berzaín, en una entrevista con Infobae, relaciona la noción de plurinacionalidad con un programa político extranjero. Según Sánchez Berzaín, «lo que se conoce como la era política de Evo Morales es en realidad el periodo de la expansión de la dictadura de Cuba con el financiamiento que […] proporciona Hugo Chávez». Para el experto, este plan internacional empleó discursos como el indigenismo para debilitar la idea de una nación unificada.
Cabe señalar que la Constitución Política del Estado de 2009 reconoce a la Wiphala como un símbolo patrio oficial, junto a la bandera tricolor, el himno y el escudo de armas. Su inclusión ha sido motivo de debate político y social desde entonces, representando para algunos la reivindicación de los pueblos indígenas y para otros, una fuente de división.
Más allá del estudio político, el triunfo del equipo nacional, uno de los más jóvenes en la eliminatoria, ha brindado una dosis de optimismo en medio de una situación económica y social difícil. El logro deportivo ha hecho que los bolivianos recuerden, según periodistas locales, que son «una única nación, un único país y comparten una misma bandera».