En un esfuerzo global por abordar el impacto del cambio climático y promover la sostenibilidad, varios países están implementando nuevos impuestos turísticos. Estos cargos, destinados a financiar iniciativas de adaptación y protección del medio ambiente, se aplican a una variedad de servicios turísticos, como estancias en hoteles, boletos de ferry y entradas a parques nacionales. Aunque estos impuestos puedan parecer un inconveniente para los viajeros, tienen un propósito claro: asegurar que los destinos turísticos más populares puedan sobrevivir en un mundo afectado por el cambio climático.
Hawái lidera la iniciativa con su «Green Fee»
En 2023, un devastador incendio forestal en Hawái, exacerbado por el cambio climático, destruyó gran parte de la ciudad histórica de Lahaina en Maui, dejando a su paso pérdidas humanas y materiales considerables. Este evento subrayó la necesidad urgente de actuar, y en respuesta, Hawái se convirtió en el primer estado de EE. UU. en implementar un impuesto turístico directamente vinculado a la crisis climática. La tarifa, conocida como la Green Fee o «tarifa verde», consiste en un 0,75% adicional al impuesto de alojamiento y se espera que recaude 100 millones de dólares anuales a partir de 2026. Este fondo será destinado a proyectos de recuperación tras incendios forestales, restauración de arrecifes y adaptación al cambio climático.
El mandatario de Hawái, Josh Green, destacó que la iniciativa pretende no solo mitigar el impacto del turismo masivo en el entorno natural, sino también hacer que los visitantes participen en la protección de los tesoros naturales que atraen a millones de personas anualmente. Según Susan Fazekas, quien trabaja como guía de excursiones en Maui, este cobro no solo es una obligación, sino una oportunidad para que los turistas colaboren con el mantenimiento de los sitios que visitan, alineándose con el principio de kuleana, que en la cultura hawaiana se refiere a la corresponsabilidad.
Grecia y otros lugares implementan tarifas comparables
Tomando como referencia a Hawái, Grecia ha empezado a implementar tácticas análogas con su nueva «Tasa de Resiliencia contra el Cambio Climático». Desde enero de 2024, los visitantes deben abonar entre 0,58 y 11,60 dólares por noche según la categoría del hotel, y hasta 24 dólares en conocidas islas como Mykonos y Santorini durante la temporada alta. El gobierno griego proyecta obtener 460 millones de dólares al año con este tributo, que se utilizará para mejorar la infraestructura de agua, prevenir desastres naturales y restaurar los ecosistemas afectados.
Otros destinos como Bali y las Maldivas también han implementado tarifas similares para apoyar iniciativas de conservación ambiental. En las Maldivas, el «impuesto verde», que existe desde 2015, se duplicó en enero de 2025, alcanzando los 12 dólares por persona por noche. Los fondos se destinan a la gestión de residuos y la mejora de la resiliencia costera, mientras que en Nueva Zelanda, el International Visitor Levy recaudado apoya la conservación y sostenibilidad del sector turístico.
Impuestos turísticos como motor de cambio hacia la sostenibilidad
Aunque estas tarifas adicionales suponen un coste extra para los turistas, especialistas en turismo indican que su efecto puede ser revolucionario. Rachel Dodds, catedrática de gestión del turismo en la Universidad Metropolitana de Toronto, subraya que el éxito de estos gravámenes se encuentra en la claridad con que se informan a los locales y turistas. Cuando los visitantes entienden que los fondos se utilizan para proyectos de conservación de los lugares que frecuentan, la mayoría está inclinada a cooperar.
Según el Informe de Viajes Sostenibles 2024 de Booking.com, un 75% de los viajeros globales expresó interés en realizar viajes más sostenibles, y el 71% indicó que desea dejar los lugares que visitan en mejores condiciones. Estos datos refuerzan la idea de que, si se gestionan adecuadamente, los impuestos turísticos pueden ser una fuente clave de ingresos para la preservación del medio ambiente y las comunidades locales.
El turismo consciente como modelo emergente
El incremento de impuestos turísticos vinculados al cambio climático refleja una transición en el modelo turístico. En lugar de centrarse solo en el consumo y la explotación de los recursos naturales, estos impuestos buscan establecer una colaboración entre turistas y destinos para garantizar la sostenibilidad a largo plazo. A medida que el turismo se enfrenta a los desafíos del cambio climático, es esencial que los viajeros asuman un papel activo en la preservación de los lugares que visitan.
Expertos como Christopher Imbsen, vicepresidente de Investigación y Sostenibilidad del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, argumentan que la sostenibilidad debe ser una parte integral de las operaciones turísticas y no un añadido o lujo. Integrar la sostenibilidad desde el principio hará que sea la opción por defecto, eliminando la necesidad de que los turistas la elijan conscientemente.
Un porvenir más ecológico para el turismo
El crecimiento de las tarifas turísticas centradas en el cambio climático es solo un paso en la dirección correcta. Al incorporar estos cargos de manera transparente y efectiva, se pueden generar fondos cruciales para la preservación de los destinos naturales que tanto atraen a los turistas. Con la creciente conciencia global sobre los impactos del cambio climático, los viajeros tienen la oportunidad de ser parte de la solución y contribuir al cuidado del planeta mientras disfrutan de sus vacaciones.
Este movimiento hacia un modelo de turismo más responsable no solo se trata de hacer contribuciones económicas, sino de cambiar la mentalidad y la relación que tenemos con los destinos que visitamos.